La eco-ansiedad ha pasado de ser un concepto poco conocido a una realidad común para muchas personas. Pero ¿qué es exactamente?
La eco-ansiedad se define como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada para el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”. Este término, creado en 2017 por la American Psychology Association (APA), se deriva de la “Solastalgia”, un concepto creado en 2005 por el filósofo Courtney Howard, para describir la “angustia generada al observar al ser humano destruyendo el medio ambiente”. Aunque la eco-ansiedad aún no se establece como un diagnóstico oficial en el área de la salud mental en todos los países, es importante no confundirla con otros trastornos de ansiedad.
¿Por qué sentimos eco-ansiedad?
La eco-ansiedad surge debido a los cambios en nuestro entorno que se vuelven cada vez más visibles. Incendios forestales, sequías, inundaciones y olas de calor extremas se han convertido en parte de nuestra realidad diaria.
Los grandes problemas medioambientales que causan eco-ansiedad:
- Eventos climáticos extremos: Cambios drásticos en el clima, como las olas de calor e incendios, los cuales provocan incertidumbre y miedo al futuro.
- Eventos causados por el ser humano: Acumulación de basura en los océanos, pérdida de biodiversidad, estrés hídrico, deforestación, entre otros.
- Sobreinformación: La constante exposición a noticias alarmantes sobre el medio ambiente puede intensificar emociones negativas y la sensación de que no tenemos poder para cambiar la situación global.
El impacto de la eco-ansiedad en nuestra vida
Este fenómeno afecta tanto nuestra salud mental, como nuestra relación con el entorno y la sociedad. Un informe de The Lancet revela que:
- Un 59% de los jóvenes están muy preocupados por el cambio climático.
- Más de un 50% siente tristeza, ansiedad, enfado, culpa o impotencia.
- Más de un 45% afirma que estos sentimientos afectan negativamente su vida diaria.
A nivel personal, la eco-ansiedad puede manifestarse como estrés, insomnio o pensamientos obsesivos sobre el futuro. Aunque afecta a todas las generaciones, los jóvenes suelen sentirse con mayor intensidad, ya que ven su futuro amenazado.
¿Cómo podemos combatir la eco-ansiedad?
La buena noticia, es que la eco-ansiedad se puede abordar transformando esa preocupación en acciones concretas. Sentir ansiedad por el medio ambiente es una señal de que te importa el futuro del planeta, y eso puede ser un motor de cambio.
Tomar acción es fundamental, aquí te dejamos algunas ideas de lo que puedes hacer para combatir la eco-ansiedad.
- Infórmate sobre el cambio climático con libros, artículos y estudios. Comparte estos conocimientos en y sigue a expertos en redes sociales para mantenerte actualizado y sensibilizar a otros.
- Realiza actividades sostenibles como instalar paneles solares, participar en limpiezas comunitarias y hacer compostaje.
- Practica el consumo responsable reduciendo el uso de plásticos, separando residuos y eligiendo productos reciclables.
- Opta por movilidad sostenible usando transporte público, compartiendo coche o utilizando bicicleta para trayectos cortos, reduciendo la huella de carbono.
- Fomenta una alimentación sostenible comprando productos locales y de temporada, evitando productos con exceso de envases.
- Ahorra agua reparando fugas, tomando duchas más cortas y usando electrodomésticos eficientes.
Conclusión
La eco-ansiedad es una respuesta natural ante la realidad del cambio climático, pero no tiene por qué paralizarnos. Convertir esa preocupación en acción es la clave para reducir el estrés y sentir que estamos haciendo algo positivo por el planeta.
En lugar de ver la eco-ansiedad como algo negativo, podemos usarla como un impulso para tomar decisiones más conscientes en nuestro día a día. Cada pequeño cambio cuenta, y juntos, podemos avanzar hacia un futuro más sostenible y saludable.
¿Qué acciones estás dispuesto a tomar hoy para combatir la eco-ansiedad y cuidar del planeta?