Ante la necesidad de modificar los modelos económicos que actualmente predominan en nuestra sociedad, nace un modelo sustentable. Un modelo que busca beneficios para las personas, el planeta y genere ganancias, llamado economía circular.
¿Qué es o en qué consiste la economía circular?
La economía circular busca crear y planear los ciclos de vida de los productos, para que éstos lleguen a un destino final donde pueden ser reciclados o aprovechados para otros procesos sin afectar al medio ambiente.
¿Cómo se logra esto?
Debemos analizar tanto los procesos cómo los productos existentes en nuestras empresas. Por ejemplo, ¿cuántos materiales conforman el empaque de mi producto? ¿es sencillo separar dichos materiales? ¿son materiales reciclables? ¿podemos darles un segundo uso o ciclo de vida? ¿qué pasa con estos materiales una vez que ya no se necesita el empaque? Necesitamos hacernos todas estas preguntas para poder optimizar nuestros procesos, empezando por el diseño del producto.
Al lograr un proceso circular, no solo protegemos el medio ambiente sino que podemos crear empleos e incluso ganancias para las empresas mientras mitigamos el impacto ambiental.
Consideremos el esquema anterior aplicado a un producto tan común como las botellas de plástico para bebidas:
- Diseñamos una botella de agua, donde la tapa y el cuerpo fuesen del mismo material y optamos por no agregar etiqueta, porque sabemos que así facilitamos su proceso de reciclaje.
- Las botellas son utilizadas por nuestros clientes y una vez que ya consumieron el producto y no les pueden dar uso, son desechadas.
- Las botellas entonces son llevadas a una planta de separación en conjunto con el resto de los Residuos Sólidos Urbanos. Aquí se segregará el RSU en diferentes categorías (orgánicos, reciclables, inertes, material procesable para combustible). Y en el caso de esta botella, su clasificación es simple al haber sido diseñada para contener sólo un tipo de material.
- Posteriormente dichos materiales son enviados a las diferentes plantas que pueden reprocesarlos y darles un nuevo uso. En el caso de la botella puede reciclarse y, en el caso de los no reciclables, podrán ser enviados a plantas de cogeneración dónde evitaremos el enterrarlos y podremos generar energía.
Un proceso adaptado al esquema de la economía circular, nos permite generar productos bien diseñados que al ser introducidos en cadenas de negocio, nos aseguramos de que los materiales que los conforman serán reutilizados y/o reciclados una vez cumplido su ciclo de vida. Así tenemos la tranquilidad de que los materiales no quedarán desechados y enterrados mientras contaminan aguas y suelos, además de desperdiciar valioso espacio.
Si ya tenemos el conocimiento para romper el paradigma de una economía lineal, ¿qué esperamos para buscar una visión circular y detonar el valor de los residuos? Las soluciones existen, solo es cuestión de decidir alcanzarlas.