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"Círculo Verde"
Concepto del Desperdicio de Alimentos representado por una hamburguesa, una tableta de chocolate, una manzana y una dona, comidos a la mitad

Desperdicio de alimentos: el residuo como recurso

Los desperdicios de alimento, el potencial sin explotar

24 noviembre, 2022

/ 8 minutos de lectura

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de GRÜN Engineering

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Introducción

Es tan inmensa la cantidad de alimentos que son desperdiciados, que fue necesario establecer un día para concientizar sobre este problema: 29 de septiembre, el día internacional de concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Estamos acostumbrados a que no nos falte comida en la mesa, pero ¿sabías que entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos anualmente, se desperdician? Alrededor de 1,300 millones de toneladas son desperdiciadas cada año en todo el mundo, suficientes para alimentar a 2,000 millones de personas. Un poco egoísta, ¿no te parece?

De acuerdo con el Banco de Alimentos de México, un tercio de los alimentos se desperdician en nuestro país (PROFECO, 2022). Esto equivale a 38 toneladas de alimento desperdiciado por minuto. 38 toneladas, que pudieran alimentar a 25.5 millones de personas que sufren por hambre.

¿Por qué es importante reducir el desperdicio de alimentos?

Es importante tomar las medidas necesarias para reducir la pérdida y desperdicio de alimentos desde el inicio de la cadena de valor. Las Naciones Unidas indican que a nivel mundial, alrededor del 14% de los alimentos producidos, se pierden entre la cosecha y la venta al por menor.

Pero ¿por qué es relevante? Si después de todo, los residuos orgánicos se descomponen y se devuelven a la tierra, ¿cierto? En un contexto natural, sí. Pero cuando los desechamos en nuestras casas y se mezclan con otros residuos, acaban en vertederos o rellenos sanitarios, generando gases de efecto invernadero y contribuyendo al cambio climático. Además de que los lixiviados producidos, contaminan el suelo y los cuerpos de agua adyacentes.

Las consecuencias del desperdicio de alimentos

Sociales

Otro punto a considerar es la huella hídrica que se genera al desperdiciar alimentos.

En México la cantidad de agua que se destina a la producción de alimentos que no son consumidos, equivale a abastecer al 100% de la población mexicana durante 2.4 años, según afirma Mariana Jiménez, directora de Alianzas estratégicas del Banco de Alimentos de México.

Asimismo el impacto social es enorme, considerando que 810 millones de personas padecen de hambre, que el 23.5% de la población mexicana vive en pobreza alimentaria y que cada 10 segundos muere un niño por causas relacionadas a la desnutrición.

Económicas

En términos económicos, el desperdicio de alimentos no solo afecta al consumidor que ha “gastado en vano”, sino que también al mercado.

Jiménez explica que, en términos económicos, la pérdida y desperdicio de alimentos en México asciende a 491 millones de pesos. Esto equivale a aproximadamente el 2.5% del PIB.

Otro dato interesante proporcionado por BBC, indica que una familia promedio en el Reino Unido, desperdicia alrededor de $970 USD en alimentos anualmente.

Ambientales

La ONU estima que entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de efecto invernadero están asociadas con comida desperdiciada. Adicionalmente, the Food Tech indica que el desperdicio de alimentos equivale a aproximadamente 36 millones de toneladas de CO2 emitidas.

Además, cuando en los rellenos sanitarios se descompone la materia orgánica, se generan lixiviados. Estos líquidos representan una fuente de contaminación para los suelos y cuerpos de agua, además de que pueden provocar problemas de toxicidad, eutrofización y acidificación.

Gestión de residuos

Se estima que se desperdicia el 17% de la producción total de alimentos. De estos, el 61% se desperdicia en el hogar, el 26% en restaurantes y establecimientos de servicio de alimentos y el 13% en comercios, como supermercados.

Claro que lo ideal sería reducir y evitar las pérdidas desde los inicios de la cadena de producción. Sin embargo, no siempre se puede evitar, por lo que debemos reconocer que el “tirar a la basura”, aquella comida que sobra, no es la única opción.

Por ello, hay que enfocar los esfuerzos hacia alternativas que permitan aprovechar los residuos orgánicos que no se lograron evitar. A continuación te presentamos algunas de éstas:

Compostaje

Los residuos orgánicos de ser gestionados correctamente, adquieren gran valor. De hecho si nosotros en casa tenemos un jardín y buscamos un fertilizante natural, basta con separar nuestros residuos orgánicos y hacer composta.

El compostaje, es un proceso de transformación de la materia orgánica para obtener un abono natural. Y mejor aún, este proceso puede aplicarse en cantidades industriales. La composta industrial trata con residuos municipales, estatales e incluso industriales, para convertir la materia orgánica a un producto de alto valor nutricional.

Biodigestión

De acuerdo a un artículo publicado en el 2021, el desperdicio de alimentos en México es de 120,128 toneladas de desechos al día. De estos, el 46.2% son orgánicos. ¿Sabes que podrían ser utilizados para generar biocombustibles?

Seguramente has escuchado que las heces perjudican al medio ambiente ya que su descomposición desprende gases de efecto invernadero como el metano y, para evitarlo podrían ser aprovechados mediante la biodigestión. ¿Y qué es la biodigestión? Es un proceso en el que se descompone materia orgánica en ausencia de oxígeno, para producir biogás a partir de diferentes tipos de materia orgánica, incluyendo el desperdicio de alimentos ¿No te parece una mejor idea que solo dejarlos descomponerse?

Conclusión

Es impresionante la cantidad de alimento que se desperdicia todos los días tanto en nuestros hogares como en la industria. ¿No te parece increíble, con la crisis alimentaria y ambiental en la que se encuentra nuestro planeta? La importancia de migrar hacia una economía circular, se hace cada vez más presente en nuestra vida diaria. Un modelo de negocio, basado en este principio nos invita a evitar que los residuos, en este caso el desperdicio, acabe en la basura, cuando éste puede ser aprovechado.

Adoptemos nuevas prácticas para evitar que los “desperdicios” acaben en los rellenos sanitarios. Busquemos alternativas para que éstos sean valorados como recurso para ser aprovechados.

Hagamos que esos 121 kilos de alimentos desechados por persona al año actualmente, desaparezcan. Y lo que inevitablemente se desperdicie, que en medida de lo posible no contamine, sino que se aproveche. Ayudemos a eliminar la gran contradicción entre el desperdicio de alimentos y la falta de los mismos, con ayuda de la economía circular.

Bibliografía

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